Bienvenido Padre Osvaldo Ballarre

El 23 de septiembre de 2001, la comunidad de Ntra. Sra. De La luz, Virgen de los Ojos Grandes, llena de gozo acompañaba a su muy querido Cgo. Patricio Trevizán Lucic, en la misa por sus 25 años como sacerdote de Jesucristo. A su lado , además del Sr. Obispo Mons. Héctor Aguer y otros sacerdotes amigos, se encontraba un seminarista en su tercer año de preparación: su nombre era Osvaldo Ballarre.
Exactamente cuatro años después, el 23 de septiembre de 2005, fiesta de Ntra. Sra. De La Merced, Ballarres fue ordenado sacerdote. A los pocos días el Sr. Arzobispo le dio su destino: la Parroquia de Ntra Sra. de Lourdes, en la hermosa localidad de Verónica y la Capellanía de la cárcel de Magdalena.
Y allá partió, seguramente bajo el manto de la Santísima Virgen María, bajo la advocación de La Merced, protectora de los presos, los cautivos y los esclavos.
Y como pertenecer a Cristo es, además, no saber donde te hallará el nuevo amanecer, el primero de noviembre de este 2008, fiesta de Todos los Santos, Jesús le confiaba una nueva tarea: ser el Párroco de Nuestra Sra. de La Luz.
Padre Osvaldo: si Dios no dispone lo contrario, durante seis años caminaremos juntos por la vida, preparándonos para la eternidad.
“Tomad y comed todos de El”, fue la frase que elegiste para la tarjeta de tu Ordenación. Ella resume tu amor por Cristo y por El a los hombres. Allí está marcado tu compromiso para toda la vida: presentarnos a ese Jesús Misericordiosos, a ese Padre infinitamente bueno y acompañarnos hasta las puertas del Cielo.
Tu nos ayudarás a mantener la Luz encendida y hacerla cada vez más brillante. La Luz de Cristo, la Luz de nuestro bautismo, crecerá y contagiará a otros esa alegría y ese amor por ser de Dios, por sabernos amados por El. Porque vos Padre Osvaldo, ya comenzaste a contagiarnos.
Te damos la bienvenida agradeciendo a Dios, haberte elegido para giarnos durante esta etapa, y agradeciéndote a tl por haber elegido hacer de tu vida un sacerdote.
Que Nuestra Sra. de La Luz, Virgen de los Ojos Grandes, te cubra con su manto y te mantenga siempre en su maternal mirada.
La Comunidad

Adiós Padre Andrés Magliano

En Mayo de 2006 se publicó en el periódico de la parroquia "...lo recibimos con el corazón como nuevo párroco y guía elegido por Dios. Juntos recorreremos el acamino hacia el Cielo por el tiempo que Dios disponga. Bienvenido" El tiempo dispuesto, según parece se ha cumplido. Antes de lo esperado, claro a simple vista quedan a medio hacer una importante cantidad de proyectos, pero Dios sabrá como encausar las cosas.La fe nos lleva a no flaquear, pero nada impide la tristeza de verlo partir.Cuando llegó la pregunta era ¿cambiará algo? Casi con miedo lo observábamos, temiendo perder algo de cuanto hasta entonces se había construido.
Y nada se perdió. Ud. construyó, amplió, mejoró, en absoluto silencio. Cada semana los fieles descubríamos algo nuevo, absolutamente sorprendidos.Se dio tiempo para todo. Si su bicicleta hablara no alcanzaría nunca a contarnos todas las personas a las cuales visitó. Aquí, mientras se instalaba el gas en los salones o se hacian nuevos baños, daba charlas educativas, disponía fechas de adoración, confesaba, realizaba retiros, encuentros para niños, para jóvenes, para adultos. Catequesis, atención de los fieles y hasta se preocupaba en dar ocupación a los adolescentes para sacarlos de la calle o ayudarlos a ubicarse en la vida. Ha! olvidábamos la biblioteca y el apoyo escolar, además desde luego, de continuar con todas las actividades que siempre tuvo la comunidad y mantener vivas sus instituciones.

Fue exigente, si. Buscó el crecimiento espiritual de los fieles mediante la oración y la catequesis, manteniendo firme las bases de la fe.Y un detalle importante, siempre se hizo pequeño, reservado, piadoso y humilde. Supo llevarnos hacia Dios haciéndose a un lado, a pesar de ser quien nos guiaba.Sabemos que este reconocimiento puede llegar a hacerlo sentir algo incómodo, pero la idea no es afectar su humildad, sino decirle GRACIAS; y como Ud. mismo dijo una vez: "Les digo esto no para que se enorgullezcan, sino para que sigan adelante"Siga adelante. Cristo debe estar muy orgulloso de usted.

Afectuosamente: La Comunidad de Nuestra Sra. de La Luz

La Plata Octubre de 2008.

“Pararrayos de la Gracia”

Carta a los enfermos

Alguna vez el Papa Juan Pablo II habló de las personas enfermas, de las personas solas y que sufren como “pararrayos de la Gracia”
¿Qué quería decir con esta expresión?
El pararrayos atrae lo que está en el cielo; y así estas personas atraen la bendición de Dios. A través de ellas Dios se acerca al mundo de un modo especial, bendice al mundo.
Dios es infinitamente generoso para mandar sus bendiciones, pero sabe que hay corazones que están más dispuestos, mas preparados y a los que puede tomar como amigos para que lo ayuden a mostrar sus maravillas. Estas personas con las que Dios se entiende especialmente son los niños, los enfermos, y los que sufre. ¿Has notado ´cuantas veces aparece en los Evangelios que Jesús se ocupa de ellos y le habla? Son sus preferidos. Es gente con quien Jesús se entiende mas fácilmente, y son los que mejor entienden a Jesús.
Los que sufren entienden mejor la paciencia de Jesús. Los que nos creemos sanos pensamos que todo se puede arreglar rápido, que Dios tendría que usar su poder y arreglar las cosas enseguida. Los que sufren van entendiendo que con paciencia brotan cosas maravillosas, inesperadas, que los sanos casi ni ven.
Un hombre gravemente enfermo me decía: “le doy gracias a Dios por el cáncer que tengo, porque ha unido a mi familia”.
Los que sufren entienden mejor la soledad de Jesús. Jesús se iba en la noche a un lugar aparte a orar. Las noches sin poder dormir permiten experimentar que solo Dios llena el alma. Los que vivimos corriendo y haciendo ruido no percibimos la sed de la compañía de Dios.
Los que sufren entienden mejor la llamada de Jesús. Jesús los invita a participar de su obra de salvación. Por eso son muy valiosos para Dios, son muy valiosos para la Iglesia.
Hoy los “sanos” les queremos pedir que nos ayuden a descubrir tantas dimensiones de la vida que se nos ocultan: en un geriátrico le dije a una Sra. mayor que nos tenía que ayudar a los más jóvenes a no olvidarnos de mirar al cielo. En la siguiente visita me señaló la ventana, y un cuadradito de cielo que se veía entre los edificios. Le di las gracias.
Padre Andrés.