“Pararrayos de la Gracia”

Carta a los enfermos

Alguna vez el Papa Juan Pablo II habló de las personas enfermas, de las personas solas y que sufren como “pararrayos de la Gracia”
¿Qué quería decir con esta expresión?
El pararrayos atrae lo que está en el cielo; y así estas personas atraen la bendición de Dios. A través de ellas Dios se acerca al mundo de un modo especial, bendice al mundo.
Dios es infinitamente generoso para mandar sus bendiciones, pero sabe que hay corazones que están más dispuestos, mas preparados y a los que puede tomar como amigos para que lo ayuden a mostrar sus maravillas. Estas personas con las que Dios se entiende especialmente son los niños, los enfermos, y los que sufre. ¿Has notado ´cuantas veces aparece en los Evangelios que Jesús se ocupa de ellos y le habla? Son sus preferidos. Es gente con quien Jesús se entiende mas fácilmente, y son los que mejor entienden a Jesús.
Los que sufren entienden mejor la paciencia de Jesús. Los que nos creemos sanos pensamos que todo se puede arreglar rápido, que Dios tendría que usar su poder y arreglar las cosas enseguida. Los que sufren van entendiendo que con paciencia brotan cosas maravillosas, inesperadas, que los sanos casi ni ven.
Un hombre gravemente enfermo me decía: “le doy gracias a Dios por el cáncer que tengo, porque ha unido a mi familia”.
Los que sufren entienden mejor la soledad de Jesús. Jesús se iba en la noche a un lugar aparte a orar. Las noches sin poder dormir permiten experimentar que solo Dios llena el alma. Los que vivimos corriendo y haciendo ruido no percibimos la sed de la compañía de Dios.
Los que sufren entienden mejor la llamada de Jesús. Jesús los invita a participar de su obra de salvación. Por eso son muy valiosos para Dios, son muy valiosos para la Iglesia.
Hoy los “sanos” les queremos pedir que nos ayuden a descubrir tantas dimensiones de la vida que se nos ocultan: en un geriátrico le dije a una Sra. mayor que nos tenía que ayudar a los más jóvenes a no olvidarnos de mirar al cielo. En la siguiente visita me señaló la ventana, y un cuadradito de cielo que se veía entre los edificios. Le di las gracias.
Padre Andrés.